Jornal La Nacion -ArgentinaHistoria de vida cantadaSábado 9 de noviembre de 2002 Publicado en edición impresa
OpiniónCarmen Miranda, el mito brasileño, recreada acertadamente en un musical Foto: Maxi Amena
"South American Way". Carmen Miranda", musical de María Carmen Barbosa y Miguel Falabella, hablada en portugués con sobretitulado en castellano. Intérpretes: Stella Miranda, Soraya Ravenlo, Alexandre Barillari, Agnes Moço, Adilson Nascimento, Cláudio Galvan, Cristiano Gualda, Edgar Bustamante, Edio Nunes, Germana Guilherme, Giuliano Candiago, Izabella Bicalho, Janaína Azevedo,
Jorge Caetano, Jorge Maya, Luiz Avellar, Ryta de Cássia, Sheila Matos y William Anderson. Escenografía: Renato Lage y Márcia Lavia. Vestuario: Claudio Tovar. Iluminación: Aurélio De Simoni. Coreografía: Renato Vieira. Dirección musical: Josimar Carneiro. Dirección: Miguel Falabella. Duración: 137 minutos, con un intervalo. En el Astral, Corrientes 1636, 4374-5707, martes a viernes, a las 21; sábados, a las 22, y domingos, a las 20.30. Entradas, desde 15 pesos. Nuestra opinión: muy bueno
Para algunas generaciones, Carmen Miranda es un nombre desconocido. Para otras, en cambio, su solo nombre evoca toda una época glamorosa de la canción brasileña. No está ajeno de este recuerdo ese matiz exótico que supo explotar y proyectar el cine norteamericano, donde la cantante exhibía sus incontables joyas, sus trajes de bahiana y sus grandes tocados saturados de flores y frutos, especialmente bananas, o con algún otro exuberante detalle decorativo.
Esta es la imagen que queda en el recuerdo, matizada con algunos temas musicales de la época como "Mamáe eu quero", "Tico tico no fubá", "Na batucada da vida" , "Aló aló", "Chica chica boom", "Adeus batucada" o "Diz que tem", canciones que se incorporan al espectáculo.
Quizá no quedó registrado que fue una de las primeras figuras latinoamericanas que llegaron a los escenarios y estudios norteamericanos. Claro, era demasiado fuego y ritmo para los públicos del Norte y este volcán de canciones los atraía por su peculiaridad.
Merecidamente, los brasileños decidieron rescatar esta imagen y dejarla estampada en "South American Way. Carmen Miranda", un musical que recrea algunas instancias de la vida de Maria do Carmo Miranda da Cunha, tal su nombre real. Como sucede en todo exponente de este género, el argumento no se detiene en profundizar en la historia y generar elocuentes acciones dramáticas. Simplemente toma algunos hitos de la vida de la cantante, especialmente aquellos que la llevan a viajar a los Estados Unidos y el desarrollo de su carrera internacional.
No están ausentes, por ejemplo, algunos personajes reales como la madre, la hermana, sus amigos, los integrantes de la Bando da Luna, el presidente Getulio Vargas; su marido, David Alfred Sebastian (
Jorge Caetano).
Personaje que vale por dos
Pero el gran personaje es Carmen Miranda y los autores (María Carmen Barbosa y Miguel Falabella) decidieron encarar a la protagonista desdoblándola en dos Carmen: la joven y la consagrada. De esta manera, quiebra la linealidad histórica para presentarla, incluso, simultáneamente a las dos juntas. Es una forma de contrastar los anhelos y las esperanzas de la joven cantante que soñaba con triunfar, frente a la otra, la triunfadora que se ve abrumada por los compromisos artísticos, desgastada por una rutina que la obligaba a encontrar sosiego en los barbitúricos y rodeada por la soledad y el desamor.
Un interesante recurso que permite presentar en este caso el éxtasis y la agonía de una cantante que encontró el triunfo, el dinero, la fama, pero que la agotó física y moralmente sin haberle permitido alcanzar la felicidad, carencia que fue lo que en última instancia desgastó su corazón solitario.
Esta es la parte argumental que, si bien tiene una fuerte carga dramática, también ofrece un espacio para que el humor tenga presencia y brillo.
Pero el texto corre el riesgo de verse un poco opacado, primero frente a la hechura estética y luego por la contundencia sonora de las canciones brasileñas -sobre todo mucho samba-, con un ritmo inigualable, que adquieren mayor relieve en las generosas voces de todos los cantantes, algunas sobresalientes, y en la actuación de los músicos al estilo de las grandes orquestas.
Si a esto se suma el despliegue cromático que ofrece el vestuario, con un colorido y un diseño atrapantes, puede decirse que "South American Way" es una sinfonía musical a todo color.
No resulta lo mismo en la escenografía, ya que por razones de costos no se pudo traer toda la maquinaria original, pero no es un gran reparo porque se compensa con algunos apuntes de utilería y con una inteligente iluminación que se sumó a la algarabía visual.
En cuanto a las interpretaciones, si bien se lucen Stella Miranda, la Carmen consagrada, y Soraya Ravenle, la más joven, no se quedan atrás las que interpretan la madre, la hermana o la gitana, y muchos otros cantantes imposibles de identificar por falta de un reparto en el programa de mano.
De cualquier forma, lo que queda en claro es que, con este musical, los espectadores pueden recuperar aquella figura que asombraba con su simpatía, su encanto y su exótico vestuario, características que le permitieron ser distinguida entre las grandes estrellas de Hollywood y, a su vez, mostrarla en una dimensión humana que resultó ser la menos difundida.
Susana Freire